El proyecto analiza el traje militar de las guerras emancipadoras. Muchos de estos trajes son representados en la pintura oficial o en los monumentos históricos, estos objetos sirvieron para narrar la historia de la independencia y de instrumento ideológico para forjar las primeras ideas de nación, fueron fuertemente demandados durante los inicios y en el transcurso de la República.
Abordo el indumento militar de claras referencias históricas del siglo XIX y estéticas europeas coloniales, del General José de San Martín, personajes considerado héroe libertador. Descosciendo propone una lectura de la pintura histórica centrada en el indumento, a través del diseño y líneas estéticas.
En una segunda parte, se propone re elaborar el indumento militar a través de otros haceres, considerados menores por estar fuera del marco valorativo “estético”, y que más bien que responden a procesos manuales nativas como: El retablo, el tejido, el bordado, el hilado, el teñido natural. Técnicas tradicionales que representan a comunidades y en ellas representan historias de migración e historias no hegemónicas del cotidiano.
Para ello, trabaje con diferentes artistas tradicionales vinculados a una participación política activa dentro de sus comunidades porque no solo se trata de resignificar estos símbolos de gran carga narrativa histórica sino de generar un mensaje que responda directamente a problemáticas raciales, a las inequidades sociales, a las políticas discriminatorias, etc con los directamente afectados. Una de las participantes es: Máxima Acuña, activista ambientalista que gano el Premio Goldman, considerado el premio medioambiental más importante a nivel mundial. Hace más de diez años lleva una lucha contra la empresa minera Yanacocha y el proyecto Conga; Olinda Silvano dirigente de la primera comunidad urbana shipiba ubicada en la capital. Víctima de discriminación por migración y de diferentes desalojos forzados. Teodoro Ramírez, artista ayacuchano que utiliza el retablo para representar el conflicto armado interno, uno de los episodios más cruentos de mi país (1980). Con cada uno trabajé en co-autoría en intervalos de 2 meses en las zonas donde residían los artistas tradicionales.
En este proceso de inmersión se propone cuestionar conceptos de nación y darle un rostro a estas técnicas tradicionales que responden en gran parte a imaginarios, identidades y cosmovisión locales. En esos términos la expresión del oficio en términos manuales es considerado un artístico porque revela un imaginario personal, ligada al contexto y que se va transformando a través de las generaciones.