La experiencia háptica, visual y táctil es una forma de conocimiento que tiene el potencial de redefinir nuestra subjetividad. A través de la elaboración de mecanismos sensoriales e interactivas invitan a la audiencia a manipular las obras en sala. “Fosforecer” y “el espíritu que baila” nacen del deseo de darle agencia al traje. Dentro del conocimiento indígena mediante fiestas, rituales y celebraciones. Lo que algunas personas podrían entender como “costumbres”. Estos momentos son interacciones que activan la memoria colectiva. Esta memoria nos recuerda que el cuerpo no se limita al cuerpo físico humano, sino a un complejo sistema biológico que participan diferentes sustancias, objetos, artefactos culturales como brebajes, textiles, vestimenta. A claro ejemplo de ello, la cultura pre colombina Paracas muy conocida por el uso de textiles para el cuidado de sus muertos. De esa manera estas piezas enfatizan la presencia del textil y traje como interfaces vinculantes que tratan de activar la memoria colectiva mediante su activación.

Para amplificar la experiencia háptica a través de las cualidades táctiles propongo dos esculturas móviles que a su vez. Estas reúnen una gama de diferentes técnicas y elementos como el bordado, el grabado, el sonido y las fibras. Son esculturas interactivas listas para ser manipuladas.

